camino entre la yerbas.
Olvido la calaña, el gesto, el tributo.
Llamaron a la puerta y no tenía timbre,
sonó el despertador pero no era la hora de despertar.
El sueño se hhizo realidad y las pasiones se desbarataron,
esparcidas entre las plumas de la almohada descosida.
Ya ni olvido ni recuerdo, vivo.
Soleado, en un verano cálido,
pálido ante los agentes invernales me apetezco el vermut.
Ni mi amor por decirlo aumenta sino en mi cabeza... que gozo.
Amores de tardes de nubes doradas naranjas y grises.... posados en el horizonte.
Tus labios del sabor se ocultan en la sonrisa,
abiertos dulces concretos se riegan... Déjame derretirme.
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